EL ÚLTIMO DÍA

«Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría». Salmo 90:12.

 Si supieras con certeza que hoy es el último día de tu vida, ¿qué harías?

Esa pregunta dramática  se me ha cruzado más de una vez por la cabeza. Las respuestas que me he dado a mí mismo han sido variadas, tan distintas como situaciones tengo que enfrentar.

En algunos momentos he pensado que buscaría la forma de ir al lugar que he soñado con viajar toda mi vida (pero, tal vez 24 horas no me alcanzarían  para llegar hasta Tahití). O quizá me sentaría y come­ ría helados hasta hartarme, sin pensar en calorías ni sobrepeso. O me pondría  a llamar a gente que he querido saludar desde hace mucho; solo que mi saludo sonaría  medio extraño, como una despedida.

Me ha tocado acompañar a parejas o a familias que tienen que despedir  a un moribundo. De hecho, he debido servir de mediador, y nunca he visto a alguien preocupado por viajes, comidas o llamadas telefónicas. Lo único que he sentido  es una urgencia enorme por arreglar  diferencias, malos entendidos, y expresar a su familia y su pareja cuánto  ellos han significado en su vida. En esos momentos, abundan  las lágrimas, los pedidos de perdón  y las reconciliaciones, aunque lleguen momentos antes de ir al cementerio.

Alguien dijo en cierta ocasión: «Vive cada día como si fuera el último de tu vida, porque bien puede serlo”.

Si supiera que hoy es mi último día, me acercaría a mi esposa y le diría cuánto la amo. Le expresaría que me faltarían palabras para describir  todo lo que ella ha significado para mi vida en todos estos años.

Si supiera  que hoy es mi último día, abrazaría a Mery Alin y a Alexis Joel, y les diría que lo más hermoso de ser su padre es que ellos han sido la luz que ha iluminado  mi vida de esperanza.

Si supiera que hoy es mi último día, haría lo importante, que es recordar  que al fin de cuentas  lo único  que  nos queda  de valioso son las personas  que nos rodean  y que hacen de nuestra vida algo llevadero.

Si supiera que hoy es mi último día, le diría a Dios que estoy feliz de saber que la vida tiene sentido  porque Jesucristo nos hizo libres para elegir.

Si tan solo  viviéramos  cada  día  como  si fuera el último,  ¿no crees que la vida de todos los seres humanos sería distinta en algún sentido?

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¿Sabe tu conyugue cuan importante es para ti?, ¿Le dijiste a tus hijos cuanto los amas?, ¿Hay algo que necesitas arreglar con alguien?

  Miguel Ángel Núñez: Escritor – Conferenciante – Orientador y mediador familiar – Docente y  Teólogo. Chileno / Argentino,  Profesor universitario. Ha dado clases en Chile, Argentina, Perú y México. Ha sido profesor invitado para universidades de Colombia, Ecuador, Venezuela, España, EE.UU. y El Salvador.  Ha publicado a la fecha 54 libros en castellano, inglés y portugués.