“Porque en él fueron creadas todas las cosas, en los cielos y en la tierra, las visibles y las invisibles, los Tronos, las Dominaciones, los Principados, las Potestades: todo fue creado por él y para él” Colosenses 1, 16.
¿Crees tú en los ángeles? Cuando yo era pequeño, mi padre nos llevó a pasar un tiempo en la costa, en el balneario de Cartagena. Allí yo veía a diario a los chicos mayores bañarse en la playa, sorteando las grandes olas con mucha valentía y eficacia, se sumergían con gran pericia bajo las olas que estaban a punto de estallar y aparecían al otro lado, dónde ya éstas no golpeaban, esto me parecía muy entretenido digno de imitar. Mi deseo era poder llegar al otro lado donde ya no estallaban las grandes olas y nadar con ellos. Así un día me animé, a mis casi ocho años, me lancé al mar a imitarlos, al principio logré sortear las primeras olas, pero no me había dado cuenta, que detrás de las primeras olas venían otras muchísimo más grandes, en efecto esta playa es de oleajes que muchas veces superan los tres o más metros de altura.
Cuando ya había sorteado las primeras olas y muy contento con mi hazaña, veo que se me acerca una inmensa ola que no alcancé a esquivar bien, y estalla sobre mi como una gran muralla de agua, ésta me lanzo al fondo y yo con gran esfuerzo intentaba llegar a la superficie para respirar, con tan mala fortuna, que esta ola dejaba una gran capa de espuma que me impedía respirar bien, entonces, sin poder hacer nada me caía otra nueva ola, a duras penas, continué nadando mar afuera para evitar que me siguieran azotando las peligrosas olas. Sin darme cuenta la marea me había llevado hacia las peligrosas rocas de estas playa, entonces nuevamente, comencé a nadar y por más que nadaba, la corriente me acercaba más y más hacia las rocas, ya mis pequeños brazos no podían nadar más, nadie estaba para socorrerme, así que en mi desesperación sentí que por la espalda alguien me tomaba y me arrastraba hacia la orilla, este brazo me llevó por muchos metros desde las engañosas aguas hasta la tranquila orilla y allí me dejó, aún muy cansado y asustado me di vuelta para dar las gracias, pero no encontré a nadie, siempre he creído que fue un ángel enviado del buen Señor.
Los ángeles son seres espirituales creados por Dios, para su servicio y adoración. En el libro de Hebreos 12:22 nos menciona que los ángeles existen en gran cantidad, “en muchos millares”. Los ángeles son mencionados en toda la biblia, sólo en el antiguo testamento aparecen mencionados más de 300 veces, su nombre proviene de hebreo y es MALAK, que quiere decir, delegado o embajador y efectivamente, han tenido una labor de ser mensajeros de Dios, ellos son seres extraordinarios que pueden ver el rostro de nuestro gran Dios.
Los ángeles son nuestros defensores, que por la voluntad de Dios protegen nuestros pasos, ellos están presentes en todo momento cuando invocamos el nombre de nuestro buen Señor, nos ayudan a toma las buenas decisiones de nuestra vida, y nos defienden contra los ángeles caídos, como Satanás.
Desde mi experiencia, te invito a que cada mañana al despertar y antes de comenzar tu actividad diaria, le pidas al buen Señor que guie tus pasos, y que auxilie de los peligros diarios que te acechen, como ya te darás cuenta, la vida diaria está llena de peligros y dificultades, y tu Ángel guardador te auxiliará por la bondad de Dios.
Desde aquí querido amigo, me despido y te digo, que Dios te guie y te guarde e ilumine tus días en esta tierra. Bendiciones.
Rafael Arriaza, es Chileno / Español, MBA en Economía por la U. Autónoma de Madrid y Empresario en Chile