fbpx

AMOR DE PADRE

Pues sí vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan? (Mateo 7:II).

Eran años de mucha dificultad económica. El país estaba pasando una crisis nunca antes vista, y si a eso sumamos la jubilación de un padre de familia cuyo trámite tardaba en salir, podemos imaginarnos el cuadro que se proyectaba.

Nunca desaparecerá de mi mente esa imagen: mi papá sacando con delicadeza una inmensa medalla de oro, orgullosa y celosamente guardada. En la parte trasera se leía: »Al insigne maestro Patricio Porras C. Por su dedicación y valiosa contribución a la educación boliviana». Qué orgullosas y felices nos sentíamos cuando fue conmemorado. Observaba la medalla, y en sus ojos podía verse el inmenso valor que tenía; para él significaba años de arduo trabajo y sobre todo la gran satisfacción de haber cumplido con las ~etas trazadas en el desarrollo de su profesión.

Cerró sus ojos y en un movido gesto la envolvió en un paño y salió. Pasaron horas, pero cuando regresó tenía el dinero para pagar los estudios de mis hermanas y las necesidades del hogar.

Jamás se tocó el tema. Él nunca lo mencionó y mucho menos se dio cuenta que lo observábamos, pero mis tres hermanas y yo nunca olvidaremos ese sacrificio tan grande hecho por mi padre. Nos sentíamos muy afortunadas al tenerlo como papá.

Ahora que cuento con mi propio hogar, puedo ver los mismos cuidados y amor de otro padre, dispuesto a dar lo que más quiere por nosotros. En un plano mucho mayor, me acuerdo del sacrificio supremo de nuestro Padre celestial, al entregar a su propio Hijo para nuestra salvación. Como hijos, muchas veces no nos damos cuenta del sacrificio inmenso que hacen nuestros padres para proveer para nuestras necesidades, desprendiéndose de lo más preciado para nuestro beneficio.

Al igual que Abraham, Ana, y al igual que mi padre terrenal, necesitamos llegar a amar de tal manera que desprendernos de «eso» que más queremos por «aquel» que más amamos no sea un sacrificio, sino una

ofrenda de amor. Jesús se entregó por nosotros en una ofrenda de amor …

¿Qué le daremos a cambio?

«Señor, tómame como enteramente tuya. Entrego mi vida y mi ser a tu servicio. Amen»

 Virginia Salazar

Deja un comentario