Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo (Juan 14:13)
Había sido una larga noche, como todas las noches por los últimos seis meses del año 1995. Me encontraba sola y con un bebé enfermo. Ahora de regreso en el hogar de mis padres, Dios había provisto un tremendo equipo de apoyo que fue un instrumento divino para ayudarme a pasar por mi «valle de sombras». Me encontraba sumida en una gran depresión, con mi bebé muy enfermo, y todo esto hacía que los días me resultaran difíciles y las noches interminables.
Una mañana cuando me levanté a cambiar el pañal a mi bebé, me di cuenta que solo quedaban dos pañales más en la cesta. El niño había presentado serios problemas digestivos y su alimentación tenía que ser muy especial. La fórmula prescrita era sumamente cara y, para añadir más preocupación a las que ya tenía, me encontraba preparando la penúltima porción disponible.
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Sobrecargada, desesperada, sin saber cómo enfrentar estas necesidades básicas, me arrodillé y entre sollozos clamé a Dios. Dije: «Señor, eres el dueño de todas las cosas, por favor ayúdame. Provee para nuestras necesidades». No recuerdo cuánto tiempo permanecí vaciando mi corazón y mi angustia ante mi Padre Celestial, pero el sonido del timbre me sacó del letargo en que me encontraba sumida. Sequé mis lágrimas y fui a ver quién llamaba a la puerta. Al abrirla, era mi amiga Marisol, con un rostro sonriente. En sus manos tenía una caja con 120 pañales y diez latas de la fórmula alimenticia que mi hijo tomaba.
Al verla, comencé a llorar. No podía creerlo. ¡Cuán pronto mi oración había sido respondida! Marisol, que no sabía absolutamente nada de lo que yo estaba enfrentando, me miró con desconcierto y preguntó qué me pasaba. Le conté de mi oración. Entre sollozos y lágrimas de alegría nos abrazamos y le dimos gracias a Dios porque nueva mente pudimos comprender ¡cuán grande es su fidelidad¡ Mi amiga fue la respuesta a mi oración.
Dios tiene muchas formas de suplir nuestras necesidades y puede usar los medios más sorprendentes para hacerlo. Quizá tú también estás necesitando que hoy Dios haga algo especial por ti. Te animo a que confíes en la mano poderosa de nuestro buen Dios y que esperes lo que él hará por ti. Pero no olvides algo que es de suma importancia: Tú también puedes ser la respuesta a la oración de otra persona.
Esmeralda Guzmán.
Que lindo mensaje de fe. Le pido a Dios me ayude a ser la respuesta a la oración de otra persona
Bendiciones
Hermoso
Yo creo mucho la oración de Dios porque nos quiere que provee nuestra vida de su prosperidad éxito en gran abundancia armonía paz y además también nos da mucha alegría y además también fortaleza amén
Querida Angela, muchas gracias por tu comentario, me alegro que sea una creyente a mante del Amor de Dios.
Bendiciones