Señor, escucha mi oración
atiende a mi súplica.
Tú eres justo y fiel; ¡respóndeme!
Pero no me juzgues con dureza,
pues ante ti nadie puede justificarse.
Salmos 143:1-2
La tarde del domingo pasado, me puse a ver antiguas fotos de cuando fui estudiante en la Universidad Autónoma de Madrid, de hace muchos años atrás, yo quizás debía tener unos 30 años. Recuero que por cosa de Dios, no por mis méritos, nunca fui un estudiante brillante, conseguí una becas de estudios para hacer un programa MBA en esa Universidad. No te digo como me puse cuando me llegó un telegrama (en aquello días solo existía este medio), que me confirmaban como integrante para este curso en Madrid.
Así que inmediatamente, me puse a programar mi viaje, lleno de alegría por esta gran noticia y el futuro que se me abría a mi vida. Este programa Master incluía un Colegio Mayor en la sede de la U, esto es un gran internado con todas las dependencias para estudiantes de afuera de Madrid, con estudiantes de todas la carreras y latitudes. Fue realmente muy emocionante.
Sin embargo, al terminar el primer mes, esto es a finales de Enero, cuando en Madrid está muy frío, caí con una grave enfermedad a mi columna cervical. Esto me ocasionó grandes dolores a mis hombros y brazos, con calambres y dificultades motoras. Asistí a varios médicos de la U pero los médicos decían una y otra conjetura, mientras yo estaba cada vez peor. Finalmente un médico acertó en que yo tenía una hernia cervical y que me debía operar de inmediato en esa semana.
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Estando yo solo en Madrid, sin ningún familiar o amigo, no sabía que hacer, entonces se acercó un estudiante de post grado de neurología del internado y me dice: “Rafael ni se te ocurra operarte, los resultados pueden ser muy malos. Ya mas que aterrado, opté por buscar una última opinión con un médico en Barcelona, este medico me revisó y me dice que efectivamente tenia una hernia cervical, pero que una operación a la columna cervical puede ser desastroso. Así el se ofrece a sanarme con ejercicios y Kino terapia. Después de tres meses ya podía caminar y los dolores habían cesados.
¿Sabes?, muchas veces las personas sin darnos cuenta y sin saber porqué, nos aparecen problemas, enfermedades que no entendemos el porque. Para mí estar en una ciudad desconocida, sin mis amigos y parientes fue terrible, ¿a quien acudo? . Los problemas se agolpan en tu cabeza, pierdes el sueño y también la esperanza, yo que había salido con tanto entusiasmo de Chile, al cabo de un mes estaba destruido y muy asustado.
Pero Dios siempre nos da una salida, como tu sabes El es Amor y cuida de sus hijos y a mi me tendió su mano amorosa, me sacó del hoyo y volví a ver la luz. Hoy 40 años después miro hacia atrás y casi me avergüenzo de mi actitud de aquellos días y me viene a la memoria unos versos escritos por David:
«Bendito sea el Eterno, que oyó la voz de mis ruegos. El Eterno es mi fortaleza y mi escudo; en Él confió mi corazón, y fui ayudado, por lo que se gozó mi corazón, y con mi cántico le alabaré. El Eterno es la fortaleza de su pueblo, y el refugio salvador de su ungido» (Salmos 28:6-8).
Querido lector, espero que tu y tu familia estén bien, alegres y sin problemas, pero si no es así, permíteme ayudarte, solo lo tienes que pedir, abajo de estas lineas tiene un formulario para hacerlo. Si deseas podemos orar por ti o también visitarte y pedir al buen Señor que El ponga su mano sobre ti y te bendiga, que haga llegar su gracia y el amor y la alegría vuelva a ti y tu hogar.
Bendiciones.
Rafael Arriaza, es Chileno / Español, MBA en Economía por la U. Autónoma de Madrid y Empresario en Chile
Gracias por compartir esta hermosa pero difícil vivencia a la vez. En estos momentos estamos angustiados como familia esperando el resultado de un scanner de mi hijo mayor, el cual tiene 15 años, y esta publicación me hace reflexionar y sentir que Dios esta con nosotros, a pesar de todo lo ingrata que yo he sido. Habtía olvidado en quién debo buscar refugio, olvidado quién es nuestro socorro, este año ha sido muy difícil para mí, por una enfermedad llamada fibromialgia, la cual me ha quitado casi toda mi energía física, como mental. A lo largo de mi vida he pasado muchas dificultades pero este año en particular siento que ya no puedo, mi boca se ha cerrado para pedir auxilio a nuestro Padre Celestial y aunque mi pensamiento le habla, de mi boca casi no salen palabras. Gracias a Dios hay un grupo de hermanas, familiares y hasta un sacerdote amigo de mi sobrino que esta orando por mi hijo y mi familia, Dios me muestra todos los días su inmenso amor para conmigo y familia,y es por eso que espero muy pronto poder vencer y proseguir camino a la meta(así como decía Pablo) , y poder llegar aunque sea con mi cojera a esas moradas donde ya no existirá más sufrimiento, ni dolor y donde todos alabaremos a Dios y a nuestro Señor Jesucristo para siempre.
Hola querida hermana: Entiendo do plenamente tu angustia, se lo mas que lo estas pasando, no es fácil pasar el tiempo sin mejoría. Lá única manera de superar esta dolencia y sus malos momento es de la mano del buen Señor, y esto te lo cuento con los pies en la tierra, con la fe que me ha dado nuestro Salvador. Cada Mañana a las 9 en punto y cada noche a las 10 en punto me arrodillare para pedir a nuestro Dios por tí, quisiera que tu lo hicieras también, a la misma hora ambos arrodillados, tu en tu casa y yo en la mía. Levantarás tus manos al cielo y le pedirás con fe, con palabras firmes al Señor que te mire, que te de una pronta respuesta, que reclamas sus promesas: “Clama a mí y te responderé, y te daré a conocer cosas grandes y ocultas que tú no sabes.” (Jeremias 33:3), El nos dió muchas buenas promesas y El nunca falla. Aquí te dejo otro mensaje de Salmo: «En mi angustia invoqué al Señor;clamé a mi Dios,y él me escuchó desde su templo;¡mi clamor llegó a sus oídos!»
Querida Patricia, no decaigas, camina con fe y si necesitas mas ayuda, podemos visitarte. Bendiciones.
Amen gloria dios