“Y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios”. Efesios 3:19
Que hermosa promesa del buen Señor, llenos de toda la plenitud de DIOS. ¿Sabes lo que implica esto?.
Amor: el amor en nosotros es la mejor razón de vivir, sin amor no hay sentido en nuestras vidas. El amor es misericordia, es el cariño incondicional, es sentir el respaldo de quien te ama, El está presente y pendiente de tus necesidades, de tus tristezas y tus alegrías, el amor significa perdón y también corrección.
“En esto conocemos el amor: en que El puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos”. Juan 3-16
Querido amigo, cuando tenemos la comprensión del amor de Dios, es cuando realmente nos damos cuenta que el buen Maestro el lo mas importante de nuestra vida. Este momento es el momento que nuestra vida cambia, vemos a nuestra familia y a nuestro prójimo con otros ojos, ojos del amor de Jesús, de caridad y de comprensión.
==> SEGUIR LECTURA:
Esperanza: es la consecuencia del amor y la seguridad que nos da Dios, sin esperanza no se vive, siempre vamos en un túnel oscuro y largo sin ver salida. Los problemas nos abruman, decaen y terminamos derrotados por la vida. Cuando conocemos el amor del Creador, sabemos que El nos dará una salida, el amor del buen Señor, la esperanza y la oración, nos lleva siempre a encontrar la luz en nuestra vidas.
Para vivir y gozar del amor de Dios, nosotros debemos ser un espejo de este amor en nuestro medio:
“Un mandamiento nuevo os doy: que os améis los unos a los otros; que como yo os he amado, así también os améis los unos a los otros”. Juan 13:34
No hay mejor existencia que cuando damos el amor por los demás, el apóstol Juan nos dice: “Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es un mentiroso; porque el que no ama a su hermano, a quien ha visto, no puede amar a Dios a quien no ha visto”. Juan 4:20.
Así querido lector, recuerda, una hermosa vida con Jesús, es recibir amor y también darlo en tu vida diaria.
Me despido, entregándote un gran abrazo de amor, y las bendiciones del buen Señor.
Autor: Rafael Arriaza
