“Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más” (Apocalipsis 21:1).
La Creación y la Recreación tienen una fuerte relación. Eso se hace evidente cuando comparamos el primer libro de la Biblia con el último. En Génesis 1:1, Moisés relata que “en el principio creó Dios los cielos y la tierra”; en Apocalipsis 21:1, el apóstol Juan se refiere al recomienzo de todo con la expresión “nuevo cielo y nueva tierra”.
Los dos primeros capítulos de la Biblia (Gén. 1, 2) y los dos últimos (Apoc. 21, 22) presentan un mundo sin pecado. Génesis también revela cómo fue el comienzo del mundo y el fin de la perfección. Apocalipsis muestra el fin del mundo y el comienzo de la perfección. En Génesis surge el pecado, en Apocalipsis el pecado es exterminado. En Génesis, el árbol del conocimiento del bien y del mal trae la muerte; en Apocalipsis, el árbol de la vida trae eternidad a las naciones. En Génesis, surgen las lágrimas, el dolor y la muerte; en Apocalipsis, desaparecen. En Génesis, Dios busca al hombre y le pregunta: “¿Dónde estás”?; en Apocalipsis, toda criatura adora delante del Señor. En Génesis, las puertas del Jardín son cerradas; en Apocalipsis, las puertas de la Tierra Nueva son abiertas. En Génesis, la vida eterna es perdida; en Apocalipsis, ella es devuelta. Finalmente, el conflicto que se inicia en Génesis se soluciona en Apocalipsis.
==> Seguir Lectura:
Para creer en el libro de Apocalipsis es necesario creer en el libro de Génesis. Por eso, el enemigo de Dios intenta a toda costa lanzar descrédito sobre el relato bíblico de la Creación; de esa manera, desestabiliza la base de nuestras creencias.
Si no hubo Creación, de acuerdo con lo que se relata en Génesis 1 y 2, tampoco hubo pecado ni hay necesidad de salvación. El sábado pasa a ser solo un elemento cultural de un pueblo y deja de ser el día del Señor para toda la humanidad. La familia pierde su modelo divino y puede orientarse por otros paradigmas. El mensaje del regreso de Cristo también deja de tener significado, porque si no somos capaces de creer en la Creación, ¿cómo vamos a creer en un proceso aún más complejo de Recreación? Si no aceptamos que Dios formó al “hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida” (Gén. 2:7), ¿cómo vamos a creer que “el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo” (1 Tes. 4:16)?
Solo cuando tú crees en el comienzo eres capaz de entender el final. Por eso, permanece fiel a la Revelación para no comprometer tu salvación.
Devoción Matutina
