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LA TORMENTA DE ARENA DE LA DUDA

“Para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina” (Efesios 4:14).

Estamos viviendo días en los que “todo viento de doctrina” está soplando sobre la iglesia. Elena de White comenta sobre eso en un largo artículo publicado en la Review and Herald, el 11 de enero de 1887. Según ella, “los días se aproximan rápidamente, cuando habrá gran perplejidad y confusión. Satanás, vestido con ropas angelicales, engañará, si es posible, a los propios escogidos. […] Todo viento de doctrina estará soplando”.

Sobre la base de un reciente sermón del pastor Mark Finley, presentaré hoy, y en los próximos cuatro días, cinco “vientos de doctrina” que han soplado sobre la iglesia.

El primero es “la tormenta de arena de la duda”. En el caso de que hayas enfrentado una tormenta de arena real, entiendes bien lo que eso significa. Durante la tormenta de arena no es posible identificar el camino; la visión se oscurece; el pensamiento, se confunde y el rumbo se pierde.

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A lo largo de los tiempos, el enemigo ha usado “la tormenta de arena de la duda”. Hizo esto en el Edén y también en la tentación de Cristo: dos momentos decisivos para la historia de la humanidad. En los dos casos, modificó el sentido de las palabras de Dios en favor de su engaño.

Con la duda que despierta, el enemigo pretende minar la confianza en la integridad de la Biblia y del mensaje adventista. No hay problema en realizar preguntas, pero cuando únicamente provocan dudas e instalan incertidumbres, acaban destruyendo la fe. Los primeros cristianos no alcanzaron el mundo predicando a un Cristo que genera dudas, sino a un Dios que trae certezas.

En el sermón “El valor de la mente cerrada”, Mark Finley hace un importante contrapunto al constante estímulo de tener la “mente abierta” y ver todo como “opcional”. El pastor Finley destaca que, en muchos casos, hay un gran valor en la mentalidad “cerrada”. Usa como ejemplo su matrimonio, que lleva más de cincuenta años. Dice que su mente no está abierta a otras opciones. En ese sermón cita también su conversión, a los 17 años, y confirma su compromiso con la fe, que no cambió.

Las “tormentas de arena de la duda” son una de las estrategias del enemigo para dejar frágil nuestra fidelidad y debilitar nuestra misión. Enfréntalas con la Biblia en la mano; es la única Lámpara que puede iluminar tu camino y fortalecer tus pasos.

Enviado desde “App Devoción Matutina”.

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