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ADVERTENCIA A LOS DESOBEDIENTES

«En esas naciones no hallarás paz ni descanso, porque el Señor hará que vivas atemorizado, triste y acongojado».
Deuteronomio 28:65, BHTI.

La falta de paz, el miedo, el cansancio y la tristeza son parte de la lista de castigos a los desobedientes del capítulo 28 de Deuteronomio. La idea era impresionar la mente con los peligros de alejarse del pacto. Cada amonestación es una consecuencia natural a una desobediencia. Quienes no sirvieran a Dios voluntariamente, servirían a naciones enemigas arbitrariamente. Si no temían a Dios, temerían el azote de plagas y pandemias. Si no se sometían voluntariamente a Dios, serían sometidos por los enemigos. Estas advertencias se cumplieron cuando Israel fue sometido por los babilonios y más tarde por los romanos. Fueron dispersados y exiliados en diversas naciones como cautivos. Incluso hoy en día, la maldad, los abusos, los secuestros y asesinatos, las guerras, enfermedades, hambrunas, pandemias y demás, son el resultado de haber desobedecido a Dios; en última instancia, son consecuencia de la entrada del pecado en el mundo por causa de la desobediencia humana.

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Cuando se rompe la relación de pacto con Dios, se desintegran las bendiciones prometidas. Fuiste creada para servir y adorar a Dios. Abandonar ese objetivo es perder tu propósito de vida, y te sientes vacía, triste, angustiada y temerosa. El miedo es por amenazas reales e imaginarias, como lo describe Deuteronomio 28:66: “Tu vida estará pendiente de un hilo; tendrás miedo de día y de noche; nunca vivirás seguro” (BHTI).

“Los pensamientos del pecador son sus acusadores; no puede haber torturador más intenso que los aguijones de una conciencia culpable, que no le dan reposo ni de día ni de noche” (DTG, p. 195). Pero no te desesperes: “Si allí buscan al Señor su Dios con todo su corazón y con toda su alma, lo encontrarán. Cuando finalmente pasen ustedes por todos estos sufrimientos y angustias, si se vuelven al Señor y le obedecen, él, que es bondadoso, no los abandonará ni los destruirá, ni se olvidará de la alianza que hizo con los antepasados de ustedes y que juró cumplir” (Deut. 4:29-31, DHH).

Extraído de Devociones Matutinas Adventistas

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