¿Quién podrá separarnos del amor de Jesucristo? Nada ni nadie. Ni los problemas, ni los sufrimientos, ni las dificultades. Tampoco podrán hacerlo el hambre ni el frío, ni los peligros ni la muerte. Romanos 8:35
Estaba mirando los ojos de mi querida esposa que se despedía de mi, cuando estaba en la unidad de cuidados intermedios del hospital por mi accidente cerebro vascular, sus ojos trataban de simular las lágrimas y la gran preocupación ante mi. A su lado estaba mi hijo en medio de la penumbra de la noche en mi habitación. Estábamos tomados de la mano, yo tomando valor, le dije, “no te preocupes, Dios me ama”.
Ese misma noche, vino el pastor de mi iglesia a ungirme con aceite y oraciones para mi recuperación, como se acostumbra en nuestra Iglesia cristiana, así yo recobré mi esperanza y puse mi fe en el amor de Dios, El nunca me ha fallado en los peores momentos de mi vida y este no sería diferente.
Ahora recuerdo los difíciles momento que he tenido, cuando pequeño de 10 años me aventure a jugar con las olas del mar, la marea me llevó mar adentro y una buena persona me saco de las bravas aguas de la Playa de Cartagena. Cuando ya era mayor, en los años de la dictadura me apresaron unos militares sin motivo aparente, y me golpearon sin compasión, en varias ocasiones me pusieron el fusil en mi cabeza con el ánimo de disparar.
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Así también el buen Señor me ha mostrado su amor cuando tuve que emigrar a España con toda mi familia y Dios siempre nos dio el alimento y el cobijo necesario aún siendo nosotros extranjeros, sin trabajo y yo estudiando todo el primer año, a pesar de que muchas veces flaqueé en mi fe. Siempre hubo una mano amiga que me ayudó en mi fe y en mis flaquezas.
Mi regreso a Chile, no fue fácil, hijos que se negaban venir a Chile, trabajos que no conseguía y negocios fallidos, pero como siempre, la luz a final del túnel veía a mi buen Señor que me extendía su mano y me decía: “Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas”. (Josué 1:9)
Así mi querido lector, hoy gozo de buena salud y una buena situación económica, salí de mi accidente cerebro vascular sin ninguna lesión y repito una vez mas: “DIOS TE AMA”, en tus momentos difíciles, cuando sientas dudas, cuando la situación te aprieta la garganta, recuerda, Dios es amor y quiere que todos sus hijos así lo sientan, solo necesitas doblar tus rodilla y recordarle a El que lo necesitas y reclamar sus promesas.
Ahora me despido deseando que el buen Señor te ilumine, te guie y te guarde junto a los tuyos.
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Rafael Arriaza, es Chileno / Español, MBA en Economía por la U. Autónoma de Madrid y Empresario en Chile
