En la parábola de Mateo 22:2-14, se comprueba el sublime deseo que Dios tiene de salvar a su pueblo y verlo participar en la gran ceremonia final de celebración por la salvación. Jesús ilustra este hecho, con un evento muy solemne y apreciado como lo eran las fiestas de bodas, y más aún si eran las del hijo del rey. Ya que un banquete era para los judíos un símbolo de los privilegios y de los deleites del reino que establecería el Mesías.
Jesús quiso dejar en claro que Dios, su padre y Rey de la parábola, insistentemente ha llamado a su pueblo a participar de su promesa de salvación, con ese fin, en el pasado había usado a cientos de profetas cuya labor fue difícil, ardua, y muy poco productiva por el rechazo permanente de los líderes, y del pueblo mismo, a seguir una vida de fidelidad indivisa a Dios y su palabra.
Siendo que el pueblo dio mayor importancia a sus diversas ocupaciones e intereses personales, nuevamente empleó a otros profetas para llamarles a una vida de entrega y consagración; Pero esta vez la respuesta de los líderes y del pueblo fue más agresiva al punto de encarcelar, apedrear y asesinar a esos buenos hombres de Dios que cumplían con la noble tarea de invitar a un reavivamiento y reforma para estar preparados para la gran celebración futura de salvación.
Debido al rehusar persistente del pueblo a su invitación, Dios se entristeció, y no vio con buenos ojos esa actitud de rebeldía, razón por la que tuvo que usar a ejércitos paganos para administrar castigo a su pueblo con el propósito que reaccionaran, y de ese modo el mensaje confiado a ellos, pudiera pasar las fronteras y llegar a otros pueblos. Fue así que en los años 725 a.C. y 586 a.C. su pueblo, Israel primero y luego Judá, fueran destruidos por los ejércitos de Siria y Babilonia respectivamente. De cierto modo a los que estaban escuchando a Jesús recibieron una profecía de lo que sería la destrucción de Jerusalén por parte de los ejércitos romanos en el 70 d.C. donde la ciudad sería destruida incluyendo el templo, su gran orgullo.
Fue ese permanente rechazo lo que hizo necesario que Dios utilizara y siga utilizando a los apóstoles, pastores, maestros, todo laico etc… como sus siervos para invitar ahora a todo habitante de este mundo, sin distinción alguna, para participar del gozo de la fiesta de salvación producto de la gran entrega de amor de su hijo Jesús.
Muy pronto el Señor, antes de su gran fiesta, realizará una obra de juicio a todos los invitados para determinar si están preparados en todo detalle para la gran ceremonia. Queda bien claro, en esta parábola, que nadie podrá participar de esa gran celebración sin el vestido provisto para la ocasión, esa era la costumbre en los días de Jesús en una ceremonia nupcial los invitados recibían la vestimenta para el evento, no usar la vestimenta dada para la boda mostraba falta de respeto por eso este invitado no tenia excusa para no estar vestido apropiadamente. Jesús usa este símbolo para destacar que su justicia maravillosa y plena no debe faltar en ningún redimido invitado a las bodas.
Como producto de este juicio, que será el final, un grupo representado por ese hombre sin vestimenta apropiada, serán echados de la fiesta, ya que nadie podrá ser parte del grupo de redimidos sin aceptar plenamente la gracia y la justicia de Jesús, por lo tanto estos, y aquellos que rechazaron la oferta por completo, serán destruidos para siempre por su propia decisión. Ya que el libre albedrío que Dios nos ha concedido a los seres humanos es solo para elegir entre la vida y la muerte. La vida si nos conformamos a su voluntad en todo, o la muerte si insistimos en rechazar sus designios.
¡Dios nos ayude a ti y a mi a escoger siempre y sin vacilación el camino de la vida!
Dios te bendiga
Pr. Orlando Rosales Senior Pastor Iglesia Hispana de Baltimore y Director Asistente de los Ministerios Multilingües de la Conferencia de Chesapeake
Amigos:
Gracias por su obra y difundir la palabra.
No creo que Dios haya dispuesto de sus hijos «uniformados» para ir a castigar a otros seres humanos. Yo lo veo más simple: Existe el bien y el mal. Si te vas por el mal, te suceden las cosas del mal. Por ejemplo, si una mamá dice a su hijo «no juegues con los dedos en el enchufe» y éste sigue jugando, finalmente se electrocutará. No porque su madre lo castigó (valiéndose del enchufe) por desobedecer, sino porque el sistema funciona así: Te mentes con la corriente= Te electrocutas.
Ahora, ¿porqué Dios nos metió en este juego con reglas a veces tan difíciles de aprender? Bueno, eso es harina de otro costal, quizás es el precio para aprender ejercer la libertad, quizás nunca lo entenderemos mientras estemos en este mundo.
Un abrazo fraterno.
P.D: La palabra «Día» escrita en la cabecera de este sitio se escribe con acento en la I»
Andres tu dices: «Existe el bien y el mal. Si te vas por el mal, te suceden las cosas del mal».
Significa esto que si hago el bien nunca me sucedera nada malo? -No funciona así verdad?
Ademas cuando dices: «quizás nunca lo entenderemos mientras estemos en este mundo».
Si, realmente esto es muy complejo. El desafio no es tanto llegar a entender, es mas bien obedecer y amar a Dios hasta llegar a confiar tanto en su amor y buena voluntad que nada malo nos separe o aparte de El.
Como bien lo dice el Apóstol Pablo en Rom 8:38 y 39: «Porque estoy convencido de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni lo presente, ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús Señor nuestro».
Es un hecho que tenemos libre albedrío. Dios nos ayude a usarlo para elegir el bien siempre!