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El Don de la Alegría

Y los redimidos de  Jehová volverán, y vendrán a Sion con alegría; y gozo perpetuo será sobre sus cabezas; y tendrán gozo y alegría, y huirán la tristeza y el gemido. Isaías 35:10. 

Nunca hubiera pensado que ella tenía problemas serios. Al expresarle mi asombro, respondió: «No me gusta que me vean mal. Quiero ser una persona alegre, y eso intento transmitir;  pero a veces los problemas me superan y son más fuertes que yo, y entonces necesito desahogarme con otra persona. Gracias por escucharme».

Vivimos en un mundo  que no transmite alegría ni paz. Los medios de Comunicación  y la sociedad en general expresan odio, envidia, amargura  y enojo de diferentes maneras, y esto a veces parece contagioso. Si prestas atención, en los supermercados,  en los ómnibus  urbanos y en la misma calle, verás cientos de rostros con el ceño fruncido, personas enojadas  o afligidas que deambulan por el mundo como esperando algo mejor. ¡Pobre gente! ¡Si conocieran cuán cerca está el remedio para su dolor!

Nadie está libre de situaciones tristes y desafortunadas, pero esas situaciones no deben quitarnos  la alegría de vivir. Andrea tenía motivos suficientes para vivir amargada y triste, sin embargo transmitía un mensaje diferente con su  rostro,  no  por  despreocupada,  sino  porque  tenía a Jesús en su corazón. El Dios del cielo desea darnos  desde ahora el don  de la alegría, porque este don, bien utilizado, es una poderosa herramienta  para atraer almas a los pies del Señor.

Si hoy estás viviendo algún problema que te quita la paz, recurre a Jesús para que te dé las fuerzas que necesitas. Y recuerda: llegará el día cuando «la tristeza y el gemido» desaparecerán pasa siempre y viviremos con Jesús con «gozo perpetuo» en nuestro corazón.

Autor: David M. Brizuela Castro. Pastor de la Iglesia en Buenos Aires, Fue capellán y consejero en varias escuelas.

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