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El valiente Carlitos y su aventura marina

«Pero Jesús dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de los cielos.»
Mateo 19:14

Carlitos era un pequeño de casi 8 años, mas bien solitario, sus padres trabajaban y Carlitos siempre curioso miraba  a sus hermanos y primos  mayores con envidia, ansioso por unirse a la diversión, pero también sentía miedo. Nunca antes se había aventurado tan lejos en el mar. El ya había empezado a asistir a las primeras clases en un antiguo colegio cristiano del barrio donde vivía. Carlitos gozaba con las historia bíblicas que contaba cada mañana el cura del colegio.

Un día, mientras caminaba por la orilla de la playa, Carlitos encontró una estrella de mar varada en la arena. La levantó con cuidado y la devolvió al agua. Al ver cómo la estrella de mar volvía a su hogar, Carlitos sintió una sensación cálida y feliz en su corazón. Esa noche, mientras oraba antes de dormir, le pidió a Dios que lo ayudara a superar su miedo al mar.

Quería ser valiente como sus hermanos y primos para poder disfrutar de las olas junto a ellos. Al día siguiente, cuando llegó nuevamente a la playa, sus hermanos ni primos estaban, Carlitos decidió enfrentar su miedo. Se acercó lentamente al agua y dejó que las pequeñas olas mojaran sus pies, a medida que avanzaba más adentro del mar, las olas se hacían más grandes y fuertes. Carlitos comenzó a sentirse nervioso otra vez, pero recordó cómo se había sentido al ayudar a la estrella de mar.

Recordó esa sensación cálida y feliz que llenaba su corazón cuando hacía algo bueno por los demás. Decidido a superar sus temores, Carlitos dio un salto valiente hacia adelante y se sumergió bajo una ola gigante. Cuando emergió del agua, estaba empapado pero sonriendo ampliamente. «¡Lo hice!», exclamó emocionado.

Sus hermanos y primos lo miraron con asombro y aplaudieron su valentía, pero no contaron que la gran ola se recogió muy rápidamente al mar.  Todos se unieron en una gran sorpresa y terror viendo que su pequeño hermano se lo llevaba el mar. Así el caprichoso mar se llevaba mar adentro en una increíble rapidez, parecía que el mar era un monstruoso animal que devoraba al pequeño niño. Carlito miraba hacia la playa y veía como las personas se alejaban cada  vez mas y mas. Felizmente Carlitos braceaba como un perrito y se mantenía a flote y dentro de su miedo se recordaba de las enseñanzas del cura de su colegio.

Cuando ya se sentió abandonado de una situación imposible de volver a la costa, sus brazos  empezaron a flaquear, ya no eran fuertes para mantenerse a flote,  vio a la distancia un señor con una capucha negra, que le hacia señas, nadando raudo hacía el.

El hombre de negro lo cogió por atrás y lo fue llevando lentamente hacia la orilla, hasta dejarlo tendido en la arena, el miró hacia  atras, para agradecerle, y no vio a nadie. ¿Quien fue el que lo asistió?

A partir de ese día, Carlito se convirtió en el más devoto del Señor Jesus, el dice que la persona de negro era Jesus.

Carlitos aprendió que la valentía no significa nada sin Jesus y la oración. También aprendió que ayudar a los demás puede ser una fuente de fuerza y felicidad. Desde ese día, Carlitos siempre buscaba oportunidades para ayudar a los demás. Ya sea devolviendo estrellas de mar al océano o brindando apoyo a sus amigos cuando lo necesitaban, Carlitos sabía que hacer cosas buenas era la mejor manera de acercase a Jesus y era la única forma de vencer cualquier miedo o dificultad que pudiera enfrentar.

Y así fue como Carlitos se convirtió en un verdadero ejemplo para todos los niños de sus colegio. Su valentía y bondad inspiraron a otros a superar sus miedos y encontrar la felicidad en las pequeñas cosas.  Y, aunque el seguían siendo travieso, ahora también eran respetuosos con Dios y con aquellos que les rodeaban. Así termina esta historia llena de enseñanzas para todos aquellos niños curiosos e inquietos como Carlitos: nunca subestimes tu propio coraje ni el poder transformador del bien hacia los demás.

Siempre hay una estrella esperando ser devuelta al mar y una ola gigante esperando ser desafiada.

Que el Señor te bendiga y te guarde, si mecesitas ayuda por estos dias, escríbeme, news@amorcristiano.cl

Rafael Arriaza, economista Adventista, chileno y español.

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