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Fuente de Felicidad

Por heredad he tomado tus testimonios para siempre,
porque son el gozo de mi corazón. Salmo 119:111.

 Nélida era una de las integrantes de un grupo de amigas que cursaban el último año  de enseñanza media.  Con un  carácter  risueño  y lleno de vida, era fácil recordarla y notar  su presencia en el aula,  porque daba  la impresión de ser una joven enérgica, que transmitía felicidad porque ella misma era feliz.

En  la primera entrevista que  tuvimos  en  mi oficina hablamos de varios temas superficiales, hasta que le pregunté sobre su vida personal. Después de algunas respuestas  evasivas,  Nélida  me  miró  directo a los ojos y admitió: «Capellán, todo lo que ves en mí es mentira.  Soy una  pobre  persona que no disfruta de  la vida  porque no soy feliz. Muchos se confunden,  porque al verme  reír y bromear todo  el tiempo, creen  que  todo  está  bien, pero en  el fondo  de mi corazón  sé que  falta mucho para  estar  bien». Me sentí desconcertado, porque  Nélida  transmitía lo contrario de lo que sentía.

Y al reflexionar  sobre tu vida, ¿qué dirías? ¿Eres una persona  feliz, o solo muestras una apariencia, porque en el fondo  de tu  corazón sabes que falta algo? El salmista descubrió algo que lo sorprendió, y luego,  a modo de cántico, contó su experiencia  y la registró en las Escrituras: «Por  heredad he   tomado tus testimonios para siempre, porque son el gozo de mi corazón». Sí, la Palabra de Dios era el gozo de su corazón, y su vivir fue diferente al de Nélida, sencillamente porque era feliz. También la sierva del Señor  dijo sobre el tema: «Muchos navegan en un puerto  peligroso. Necesitan un piloto; pero se niegan a aceptar  la ayuda que tanta falta les hace, pues se consideran competentes  para  guiar  su  embarcación y no  se percatan de  que  están   por  dar contra  una  roca oculta que  puede  hacer  naufragar su fe y su felicidad….  A menos que estudien diligentemente esa Palabra [la Biblia], cometerán graves equivocaciones que destruirán su felicidad y la de otras personas,  para la vida presente y la venidera» (El hogar cristiano, p. 60, 61).

El Señor quiere  que tu vida sea completa, que tu corazón rebose de felicidad, y para eso dejó su Palabra  para que descubras el «secreto» de este bien tan preciado por la humanidad. No dejes que otros conduzcan tu «embarcación», permítele a Dios que te guíe en la gran travesía de la vida, y la felicidad llegará a tu corazón.

DAVID BRIZUELA nació en Bahía Blanca el 12 de septiembre de 1970, hijo de Alicia Castro y Alcides Brizuela.

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