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LA CARIDAD

 “Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. 
35 Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; 
36 estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí.
37 Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber? 
38 ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos? 
39 ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti? 
40 Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis. 
41 Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. 
42 Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; 
43 fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis. 
44 Entonces también ellos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo, o en la cárcel, y no te servimos? 
45 Entonces les responderá diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis. 
46 E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna”.

Estimado amigo lector, he comenzado este mensaje, extraído de las palabras de Jesús, en el evangelio de Mateo 25, con la esperanza de dar a conocer, lo importante que es el amor, la caridad que debemos tener los cristianos con nuestro prójimo, especialmente en los tiempos difíciles que vivimos.

Muchos cristianos se conforman con asistir a la iglesia, leer los evangelios, y cumplir los mandamientos al pie de la letra, pero esto no es suficiente. El buen Señor nos pide mas, no es sólo no hacer nada malo, muchos piensan así: “yo soy una buena persona, no hago mal a nadie”. Esto no es suficiente si queremos ser realmente cristianos de alma y corazón. No es lo que no hacemos, es lo que si debemos hacer: expandir la caridad a nuestro alrededor.

==> Seguir Lectura:

Todo lo que hagamos por los demás, se revertirá en nosotros mismos, el apóstol Juan dice: Nadie tiene mayor amor que este: que uno ponga su vida por sus amigos”. (Juan 15:13).  Y Pablo agrega: “El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad, sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. (Corintios 13: 4-7)

Entonces querido amigo, ¿cómo nos comportamos con nuestro prójimo?. Entiendo que esto es difícil de hacer, de conseguir, pero si lo logramos será de un gran alegría para muchos que están en dificultad, si la sociedad entera lo hiciera viviríamos en un medio lleno de alegría y felicidad, sin embargo esto es imposible, pero si lo podemos hacer con nuestra familia, nuestros amigos y personas que nos rodean. Esto sería magnífico, la sonrisa estaría a flor de nuestro rostro.

Ayudar al caído, al hambriento, al enfermo, al forastero es nuestro deber y forma de vivir, y créeme la bendición que tu das, Dios te lo devuelve con creces. En lo personal yo tengo experiencia de ambos lados. Necesitado y también ayudando.

Mi experiencia ya la he contado antes, pero la repito para quienes no lo han leído. En los años de la dictadura en Chile, tuve que emigrar a España, no como refugiado político sino como una persona sin futuro, la situación económica y la seguridad era muy difícil para mi. Llegué a Madrid con una mano adelante y otra atrás, con mi mujer y tres hijos, había conseguido una beca en la U. Autónoma, el dinero escaseaba para mantenernos, ¿pero sabes?, siempre tuve una mano amiga, hermanos de mi iglesia y conocidos que me ayudaban. Fue un primer año duro pero esperanzador, cuando terminé y saque el título,  todo mejoró.

Al volver a Chile muchos años mas tarde, emprendí y nunca me negué ayudar a otros, en la medida que mi situación creció, creció mi ayuda a  otros, y te digo Dios me bendijo al doble de lo que ayudé. He tenido problemas difíciles, pero el buen Señor nunca me abandonó.

Así estimado amigo que me lees, recuerda, lo que hagas a una persona, lo haces al Maestro.

Dios te bendiga ricamente, nada te falte a ti y tu querida familia, y la paz del Señor esté contigo siempre.

Autor: Rafael Arriaza

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