No temas, porque yo estoy contigo; no te desalientes, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré, ciertamente te ayudaré, sí, te sostendré con la diestra de mi justicia.
Isaías 41:10
Aun recuerdo cuando me mudé a Madrid, a fin de efectuar un curso de Post Grado, llegué en el frío mes de Enero, había dejado atrás mi familia y mi trabajo, eran dias muy malos en Chile, no había seguridad ni trabajo.
Antes de pasar un mes de estar allí, me enfermé seriamente de mi cervical, dolores intensos en mis brazos, cuellos y hombros, no me permitian ni dormir, a esto se sumaba que estaba solo, sin un amigo ni familiar cerca, ademas con el dinero justo para mis gastos mas urgentes. Esta fue una experiencia muy extrema, casi en rayar en la desesperación. Yo ya había abrazado la fe cristiana, así que me aferre a la fe de Jesus y pedí al señor ayuda.
Los compañeros de la universidad, casi inmediatamente al conocer mi situación acudieron a ayudarme, unos me ayudaban a ir a la rehabilitación, otros me ayudaban con las materias, ya que no podía ir a la universidad y así pasaron tres largos meses de rehabilitación. Los hermanos de mi Iglesia tambien me brindaron su ayuda y pude superar esta difícil situación y ademas terminar el año academico sin problemas.
¿Pero quien realmente me dio su ayuda? Indudablemente que fue EL, el amoroso Padre Celestial. El me dio la compañía, me brindó su apoyo cuando mas lo necesitaba y aún mas, me sanó de todas mis dolencias.
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Muchas veces los cristianos pasamos por duras pruebas, pero en ese momento tenemos que reclamar al Señor sus promesas: “Dios no dejará para siempre caido al Justo” (Salmo 5:22) , “A los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien” (Romanos 8:28).
Desde aquel mal evento, han pasado muchos años, facilmente mas de 40 años, esta enfermedad a mi cervical nunca mas molestó, doy gracias al Creador por su bondad. Mi lección fue, acude a Jehová con fe que el cuidará de ti. Yo sé que algunas veces la voluntad de Dios es otra, el decide, sin saber porqué o por cuanto, que no llega una solución, y en ese momento nos entristesemos y muchas veces nos apartamos del Creador, sin embargo Dios siempre es bondadoso y sabio, así que no nos queda mas que confiar y continuar adelante, y cuando ya estemos frente a El, le podremos preguntar que fue lo que pasó, recuerda Dios siempre tiene el control absoluto.
Querido amigo o amiga, te pregunto, ¿Cómo estás tu ahora?, ¿tienes problemas graves sin resolver?, ¿Necsitas ayuda?. Desde aquí te digo que tu fe no falte, la esperanza viene con la fe y la oración, pero si quieres y lo necesitas, solo escríbeme para buscar juntos las manos del Señor.
Dios te guie y te guarde, Dios ponga su bendició en ti y te de paz.
Rafael Arriaza, es Chileno / Español, MBA en Economía por la U. Autónoma de Madrid y Empresario en Chile