fbpx

La gata de nadie

Porque mía es toda bestia del bosque, y los millares de animales en los collados. Conozco a todas las aves de los montes, y todo lo que se mueve en los campos me pertenece (Salmo 50:10,11)

Veíamos a la gata sentada en el muro al lado del camino, mientras realizábamos nuestras caminatas vespertinas. Cada vez que la veíamos, ella nos decía “miau”, como si quisiera decirnos “hola”. La llamamos Puss. Nos parecía extraño que una gata callejera fuera tan amistosa y no tuviera miedo de la gente. Anhelábamos verla, y esperábamos su saludo cada día. Por un tiempo no la vimos más, hasta que nos enteramos de que había ido a vivir a una de las casa del vecindario. Se quedó allí por algún tiempo, e incluso dio a luz a una camada de gatitos. Cuando los gatitos fueron grandes, Puss se marchó.

Tiempo después encontró otro hogar en el vecindario. La pareja, feliz de tenerla, la llamó Kitty. Nuevamente dio a luz a otra camada de gatitos, y fue una buena madre. Después que los destetó, les traía ratas y ardillas, y les enseñaba qué comer y qué presa atrapar. Luego, la mamá gata se marchó otra vez.

Mientras escribo esta meditación, ahora yo soy la “dueña” de Puss. Tal vez nos reconoce como las personas que solía saludar mientras caminábamos. Desde el momento en que llegó a nuestra puerta, se comportó como una vieja amiga. Es muy cariñosa, y actúa como si fuese la dueña de toda la propiedad. Ahuyentó todas las ratas y ratones de nuestro jardín, y las ardillas de los árboles frutales. No permitimos que entre a la casa, así que es divertido observarla cuando se acerca sigilosamente a la extensión de la casa y se acuesta en el piso fresco. No se molesta cuando le decimos: “¡Puss, vete de aquí!” Ni siquiera me mira, como si dijera: “¡Este es mi hogar también!” Sin embargo, probablemente también nos dejará y se irá a otra casa.

Un día la escuché maullar frente a nuestra puerta. Cuando la abrí, Puss dejó una rata a mis pies como si dijera: “Esto es para ti”. Llamé a mi esposo y ambos nos reímos mucho.

¡Cuántas cosas buenas podemos aprender de una gata callejera! Necesitamos cuidar de estas criaturas incluso cuando no son nuestras. Estas criaturas pertenecen a Dios, y mientras las cuidamos somos recompensados con puro gozo. Un día en la Tierra Nueva, disfrutaremos de estos animales hermosos, inocentes y perfectos.

Birdie Poddar

Deja un comentario