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LA MUERTE

Entonces Jesús le dijo: —Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí vivirá, aunque muera; y todo el que vive y cree en mí no morirá jamás. ¿Crees esto?
JUAN 11:25

He estado pensando en los días que hemos pasado con esta peste llamada COVID 19, una peste que ha alcanzado a miles de personas en el mundo. Si, así ha sido y así continuará, pero me queda dando vuelta si esta triste realidad ha hecho pensar a las personas.

La muerte, nos hace pensar si valió la pena, tanta preocupación por tener mas, por trabajar mas, la violencia, las amenazas, las noches sin dormir, tantos malos deseos, guerras y mucho pesar, si cualquier día nos llega la hora y nos vamos  a un hoyo sin saber mas, ¿valió la pena?

¿Triste verdad? Como sabes, todos tenemos fecha de caducidad, la inmortalidad no existe, y esto gracias a Dios. Te imaginas un dictador como Hitler sin morir? Terrible, verdad.

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Sin embargo, cuando leo las escrituras, vuelvo a mi realidad, las promesas de vida que Jesús nos dejó son enormes, y nos deja muchas esperanzas de un mundo mejor.

Entonces, ¿cómo debemos enfrentar nuestra existencia?, yo me pregunto, si mis 73 años de vida a cuesta, con tantas preocupaciones y batallas peleadas. ¿Me valieron la pena?. Digo ahora no, en esta meditación, y espero que también tu, analices en tu existencia, cual ha sido tu experiencia.

Deseo  que en tus pensamientos puedan imperar pensamientos positivos y cristianos, y como hijos de Dios, amemos la vida con Cristo, amemos a nuestro prójimo como a nosotros mismo; con amor, con generosidad, con honestidad, con mansedumbre. Y recordemos, que en la muerte nada queda, solo quizás un buen recuerdo a algún ser querido.

Ahora te dejo con un pensamiento de Jesús:
“Oí una potente voz que provenía del trono y decía: «¡Aquí, entre los seres humanos, está la morada de Dios! Él acampará en medio de ellos, y ellos serán su pueblo; Dios mismo estará con ellos y será su Dios. Él les enjugará toda lágrima de los ojos. Ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento ni dolor, porque las primeras cosas han dejado de existir”.

Mi deseo y oración es que el buen Señor te guíe y te guarde, te oriente por los senderos del amor, la fe y la esperanza, y que la alegría invada tu alma y también a tus seres amados.

Rafael Arriaza, es Chileno / Español, MBA en Economía por la U. Autónoma de Madrid y Empresario en Chile y adventista.

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