LA SEMILLA DE MOSTAZA

Otra parábola les refirió, diciendo: El reino de los cielos es semejante al grano de mostaza, que un hombre tomó y sembró en su campo; el cual a la verdad es la más pequeña de todas las semillas; pero cuando ha crecido, es la mayor de las hortalizas, y se hace árbol, de tal manera que vienen las aves del cielo y hacen nidos en sus ramas.  Marcos 4: 31-32 

Cuando era pequeño, miraba a mis hermanos mayores y mis primos y pensaba, cuando seria el día que creciera, me medía casi cada mes pero notaba que era siempre la misma altura.

Muchas veces en la vida he deseado obtener algo, primero terminar mi secundaria, luego, terminar la universidad, y finalmente, conseguir un buen trabajo que me permitiera vivir bien con mi familia. Yo que me casé muy joven, tuve que esforzarme mucho desde mi inicio a los 21 años, cuando me desposé, debía trabajar y estudiar. Ahora que ya soy mayor miro hacia atrás y me doy cuenta que sí crecí y que logré muchas cosas, ahora lo veo todo en perspectiva y me doy cuenta que gracias al buen Señor, crecí en todo sentido, en tranquilidad económica, en un trabajo adecuado, en mayor tiempo para hacer algo mas que trabajar, incluso tiempo para ayudar a los demás. Creo que lo que no tenía, lo tengo ahora, esto es, paciencia, esperanza y mucha Fe en el buen Señor.

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Leyendo las parábolas de Jesús me encontré con una parábola muy interesante, que la extiendo a las personas, la de la semilla de mostaza, quizás la mas pequeña de las semillas, pero una vez germinada, crece y crece hasta ser un enorme y frondoso árbol, dónde las hermosas aves ponen sus nidos. Maravillo ¿verdad?.

En las personas, pasa lo mismo, muchos crecen y crecen y son un ejemplo para sus cercanos y otros por desgracia van quedando en el camino.

Permíteme contarte la historia de mi amigo Atilio Britez. Atilio creció en una familia disfuncional, creció en las villas miserias de Buenos Aires, entró en las pandillas, robaba desde pequeño, y según crecía, crecía en la delincuencia, robos y droga era lo suyo. Pasó de robar bicicletas a robar blindados, a traficar y usar la violencia con el uso de armas y en forma organizada.

Atilio finalmente cae convicto a la peor cárcel de Argentina, en este lugar la violencia es el pan de cada día, en este lugar eres el jefe o eres el abusado, así que Atilio con su facilidad en el uso del arma blanca, fue respetado. Esto le significó cambios de cárceles, mucho odio, y grandes peleas que lo llegaron a temer por su vida. Así que mientras estaba en la celda de castigo después de un largo tiempo de estar en reclusión, se recordó de su hogar, de su tío quien le contaba hermosas historias del evangelio, aquí se dio cuenta que había caído al fondo de su vida, que estaba en un infierno de vida y se recuerda pedir la ayuda al buen Señor. A partir de este momento empieza a cambiar su vida y a entrar en comunicación con Dios. Después de casi dos años, por cosa de Dios logra salir de la cárcel, antes de terminar su condena y volver a su tierra natal, Uruguay.

Atilio viaja a Madrid, donde estaban sus parientes y transforma su vida. Hoy Atilio es un destacado miembro de la Iglesia Adventista de Madrid, y de la sociedad, hoy es empresario, tiene una hermosa familia y ayuda en una fundación a los convictos en las cárceles españolas.

Querido amigo, no te acongojes si las cosas no están saliendo como tu quieres, trabaja con paciencia, pide al buen Dios que te de inteligencia y mucha fe. Dios nunca abandona a sus hijos, sólo tiene que pedirlo. Para nuestro buen Señor todos su hijos son igualmente importantes, no importa tu condición o lo que has hecho, solo acércate a EL.

Te dejo un versículo de la Biblia:
“Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas.” Josué 1:7

Que la paz del Señor sea contigo, que te cuide y te bendiga.

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Rafael Arriaza, es Chileno / Español, MBA en Economía por la U. Autónoma de Madrid y Empresario en Chile