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ME DUELE NO AMARTE

«Mejor es reprensión manifiesta que amor oculto».
Proverbios 27:5.

Cuando Mery y yo estábamos de novios, nos escribíamos todos los días. A nadie se le habría ocurrido decir que estábamos haciendo algo malo. Al contrario, cuando alguien se llegaba a enterar, nos miraba con una mezcla de alegría y envidia. Tenemos varios paquetes de esas cartas. Un día, mi hija los encontró y pidió leerlos, y le dejamos leer algunas de esas líneas que eran tan nuestras. De una de esas cartas, es lo siguiente:

«Me duele no amarte, porque amarte ha sido el aire que me ha dado aliento para vivir. Si no te tuviera, mi vida sería solo supervivencia y existiría anclado a cada instante en tu sonrisa. Ver tu rostro cada mañana es comenzar el día ejerciendo el privilegio de ver el sol directamente a los ojos, sin temor a quedar ciego. Tu vida, tus sueños, tus sonrisas, todo me recuerda a un amanecer extraordinario sobre el horizonte. Pleno de colores extraordinarios. Lleno de formas iluminadas».

¿No les da cierta envidia?
El amor a los 18 años tiene una frescura que no debería perderse nunca. Lamentablemente, muchos matrimonios dejan apagar esa llama del amor por la rutina y la falta de iniciativa.

El amor, para subsistir en el tiempo, necesita cuidados tan esmerados como una planta delicada. No basta con regarla, hay que ponerle el agua justa para no ahogarla ni dejarla secarse. Necesita nutrientes que le permitan renovar sus raíces. Hay que ponerla al sol pero, cuidando que la luz que reciba sea la suficiente para no dañarla. Nadie anda a las patadas con una planta, ni arranca sus hojas de manera descuidada.

Las cartas de amor que se acaban después del matrimonio demuestran que no se está alimentando la relación en forma suficiente. Aun más, se necesitan más palabras amables y gestos de amor cuando se está casado que antes. Iniciar una relación es fácil; mantenerla en el tiempo es lo arduo.

El amor necesita expresión. Sin expresión, se muere. Hay que decir que se ama, todos los días y cada momento que sea necesario.

Algunos se casan y se olvidan de las flores, de las palabras bonitas, de las tarjetas, de los chocolates, de los perfumes y de todas las expresiones de cariño que tenían antes del matrimonio. Es como si, después de haber alcanzado el objetivo, ya no hubiera más que conquistar. Pero es un error. El amor es una montaña que hay que subirla todos los días.

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¿Cuándo fue la última vez que le dijiste a tu esposa lo mucho que ella significa para ti? ¿Hace cuánto que no le expresas a tu esposo que lo amas incondicionalmente? ¿Qué mutuo regalo se hicieron últimamente para expresar su amor?

filigrana

 Miguel Ángel Núñez: Escritor – Conferenciante – Orientador y mediador familiar – Docente y  Teólogo. Chileno / Argentino,  Profesor universitario. Ha dado clases en Chile, Argentina, Perú y México. Ha sido profesor invitado para universidades de Colombia, Ecuador, Venezuela, España, EE.UU. y El Salvador.  Ha publicado a la fecha 54 libros en castellano, inglés y portugués.

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