Aunque ande en valle de sombra de muerte,
No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo;
Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.
Salmo 23:4
Hace 4 años atrás, es decir en el año 2012, viajé a Baltimore en los Estados Unidos, a consecuencia que tuve que ser intervenido por una dura enfermedad a mi columna, en esta hermosa y amorosa ciudad, está el Hospital John Hopkins.
El año 2012 hizo crisis mi enfermedad, así no podía caminar y los dolores desde la cintura a mis dos piernas eran insoportables. Cada mañana al despertar, me parecía una pesadilla, llegué a pensar que mejor sería morir durante el sueño para no despertar. Rogaba al señor que me ayudara o me quitara la vida. Asistí a muchos médicos, pero ninguno me daba respuestas positivas, siempre todo quedaba respuestas evasivas sin una real esperanza.
Así gracias a una amiga de Miami, me consiguió una hora para ser atendido en este famoso hospital, por el Dr. Ali Bydon, entonces viaje sin dudar a Baltimore con mi esposa y mi hijo mayor Italo, desde Miami llamé a la Iglesia Hispana de Baltimore para ver si mis hermanos adventistas de esta iglesia me podía asistir. Al día siguiente me llamó Cristina, y me dijo que estarían esperando.
Solo al llegar al hotel, Cristina, Yolanda y Juan Carlos, se presentaron en mi hotel. En esto quiero hacer hincapié, la atención de ambas hermanas, su marido Juan Carlos, y toda la Iglesia de Baltimore incluido el pastor Rosales, me entregaron un gran amor, asistencia y oraciones, hasta el día de mi cirugía y después durante mi recuperación fui asistido amorosamente. Incluso cuando tomé el avión de regreso. Estos días en Baltimore lograron aplacar el gran dolor que sufría antes y después de mi cirugía, aún llevo en mi corazón los maravillosos recuerdos de esta hermosa hermandad y la ciudad de Baltimore.
El día de mi operación, mis amigos y mi familia me acompañaron en oración antes de entrar al pabellón, y yo mientras me iban llevando hice la siguiente oración:
“Padre amoroso que moras en los cielos, te ruego guíes las manos del Dr. Bydon y que esta enfermedad sea curada. Yo te ofrezco trabajar para ti al 100% en tu palabra y dejar mi atención en la empresa que manejo”
Cuando desperté de la anestesia, me encontré con el medico que me movía mi cabeza y amablemente me decía: “Mr Arriaza, move your legs”, mueva sus piernas, yo las moví y me di cuenta que el buen señor me había escuchado y esto fue un milagro.
Desde ese día comencé a escribir mis mensajes de amor y esperanza, que ahora llegan a miles de personas en Chile y casi todo el mundo occidental. Estos mensajes no tiene otro objeto que llevar la fe y la esperanza a miles de personas con el mayor amor, tal como yo lo recibí, muchas personas me escriben por sus problemas que le aquejan y a muchos les ha servido conocer que Dios existe y que El está con todos sus hijos.
En este viaje ocurrió otro hecho notable, mi hijo Italo, que no pisaba una Iglesia desde casi 20 años, comenzó a aceptar al Señor y hoy es una activo miembro de su iglesia en Santiago, la mano del Señor se manifestó una vez mas, Dios es generoso con su pueblo. Y sí, los milagros existen para todos sus hijos, y por supuesto, para ti también, solo necesitas la fe y pedirle al buen Señor que El ponga las manos en tí con su maravillosa bondad.
Por último digo, que como empresario, ausente en mi empresa por mi promesa al señor de dedicar mi tiempo al Señor, Dios siempre está presente, El me ha bendecido en mi empresa, sus resultados son favorables a mi y a todos mis trabajadores.
Desde aquí me despido con un ruego y oración para ti que lees estas líneas, al buen Señor, y te digo; Dios te guie y te guarde y haga en ti grandes bendiciones. Amen.
Rafael Arriaza, es Chileno / Español, MBA en Economía por la U. Autónoma de Madrid y Empresario en Chile.