«Dios juzgará a los que cometen inmoralidades sexuales y a los que cometen adulterio». Hebreos 13:4, DHH.
«Los que cometen adulterio lo hacen porque no están satisfechos con su vida sexual».
Este mito está muy extendido. El supuesto es que quienes se involucran en una relación adúltera lo hacen porque sus cónyuges no logran darles la vida sexual que apetecen. Sin embargo, esto no es más que un mito, que en muchos aspectos deja en evidencia otro prejuicio que, en el fondo, es mucho más delicado: que la base del matrimonio es una vida sexual plena.
Vivimos en una sociedad sexoadicta o sexocentrada, por lo que es fácil creer que estas suposiciones son verdaderas. Sin embargo, aun cuando la sexualidad es un aspecto importante del ser humano, no es lo que nos define como tales. Si así fuera, estaríamos dejando de lado un sinfín de otros aspectos que también son esenciales. La sexualidad es un elemento más dentro de la complejidad del ser humano.
En mis entrevistas con adúlteros, más de una vez me he llevado la sorpresa de que hombres o mujeres que se involucraban en una infidelidad decían estar satisfechos en su vida sexual con sus cónyuges; ese no era el problema.
Hay una deficiencia que se repite en casi todas las parejas en las que hay adulterio: falta de intimidad emocional.
La intimidad emocional es la capacidad de desnudarnos emocionalmente frente a otra persona sin temor a ser rechazado o estigmatizado; solo escuchado. Cuando se produce la intimidad emocional, hay empatía, comprensión y una sensación profunda de estar siendo escuchados realmente. Al faltar este tipo de intimidad, las personas se sumergen en problemas de tipo afectivo que van desde la soledad hasta la indiferencia.
A menudo, muchos adúlteros no desearon ni buscaron una relación ilegítima; sin embargo, de pronto se sintieron atraídos por alguien que supo crear el clima de intimidad emocional que hizo posible que lograran conectarse. Lamentablemente, muchos en ese punto confunden las cosas y se involucran sexualmente.
He visto muchas relaciones de infidelidad donde las personas con las que se enredan sexualmente son menos agraciadas o atractivas físicamente que los cónyuges. Lo que prueba que el punto que genera -finalmente- el adulterio no es sexual sino afectivo. Hay muchos matrimonios que tienen vida sexual, pero no intimidad emocional. En ese caso, ambos son candidatos a convertirse en adúlteros; solo es necesario que aparezca alguien que sea lo suficientemente empático como para escuchar …
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¿Estás creando un clima afectivo para que exista intimidad emocional en tu matrimonio?
Miguel Ángel Núñez: Escritor – Conferenciante – Orientador y mediador familiar – Docente y Teólogo. Chileno / Argentino, Profesor universitario. Ha dado clases en Chile, Argentina, Perú y México. Ha sido profesor invitado para universidades de Colombia, Ecuador, Venezuela, España, EE.UU. y El Salvador. Ha publicado a la fecha 54 libros en castellano, inglés y portugués.