Porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores
(1 Timoteo 6:10)
Los expertos en las finanzas personales dicen haber encontrado un nuevo «nervio», el más sensible del cuerpo humano, que termina en el bolsillo. Si no lo cree, trate de tocar un bolsillo ajeno y verá la rápida reacción del dueño.
El sonido de las monedas llama nuestra atención y nos ponemos muy sensibles cuando nos hablan de dinero, y especialmente si es «nuestro dinero». Alguien dijo: «El dinero es como un sexto sentido: no se pueden usar los otros cinco sin él «.
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Pero, ¿será que el Señor tiene algún mensaje en estos momentos difíciles para la economía? ¿Hay algo que nos puede ayudar con la administración de nuestro dinero? Prestemos atención a las siguientes recomendaciones dadas por Dios por medio de su Palabra.
- Dios quiere que trabajemos honestamente. Él nos dice en Proverbios 13:4:»El alma del perezoso desea, y nada alcanza; mas el alma de los diligentes será prosperada». Debemos trabajar sin que ello se convierta en un ídolo y robe el espacio y tiempo que es de Dios.
- Dios desea que usemos el dinero ¿Saben ustedes que el dinero ganado honestamente puede ser usado deshonestamente? La Biblia nos ofrece un ejemplo de ello en la parábola del hijo prodigo: «Vivió perdidamente y desperdició sus bienes» (Lucas. 15:13). Debemos pedir sabiduría del cielo para realizar cualquier negocio, inversión o gasto.
- Es la voluntad de Dios que dediquemos nuestro dinero a su servicio. Nosotros somos los administradores y mayordomos de sus Al ser mayordomos, debemos saber que lo que tenemos no es nuestro y debemos dar a Dios lo que a él le corresponde: «Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde» (Malaquias 3:10).
- Dios desea que nos acordemos de nuestro prójimo. El consejo bíblico es muy explícito al respecto: «Se apresura a ser rico el avaro, y no sabe que le ha de venir pobreza … El que da al pobre no tendrá pobreza» ( 28:22, 27).
Querida hermana y hermano quiera el Señor darnos sabiduría en la administración del dinero, porque como personas podemos hacer mucho en favor de nuestra familia e iglesia.
Liliana Parra