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REFLEXIÓNES DEL ALMA

«Jehová te bendiga, y te guarde;
Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia;
Jehová alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz».
Números 6: 24-26

Hola mi amigo, ya ves, el corona virus nos ha transformado completamente nuestras vidas, nos hemos dado cuenta que solo  somos humanos, que somos frágiles, que estamos expuestos a enfermarnos, no importa si somos ricos o pobres, morenos o blancos, no importa sexo, raza, credo, o lugar donde vivimos. Tarde o temprano podemos caer con esta mortal pandemia, seamos jóvenes o viejos igualmente nos enfermamos.

Pero claro, esta situación nos ha hecho estar confinados en nuestras casas, tenemos tiempo para dedicarlo a ejercitar nuestra comunicación con nuestra pareja, nuestros hijos  y darnos cuenta la importancia de la vida, de aquellos valores que ya hemos olvidado. 

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Días atrás, sólo hablábamos de política, de asaltos, de violencia en las calles, y temas triviales, ahora solo vemos en la tele noticias de virus que invade el mundo, y muchos ahora reflexionamos en temas mas profundos y reales, como la vida y la muerte misma.  Pasó a segundo plano el tema del calentamiento global y nos damos cuenta que el mundo se detuvo, ahora podemos escuchar a nosotros mismos. Parece ser que esta pandemia nos trajo algo positivo.

Ahora pregunto: ¿Qué pasara cuando esto acabe?,  ¿Ha servido en mi vida esta dura experiencia?, ¿Seguiré mirando hacia cielo cuando volvamos a la “normalidad”?

El apóstol Pablo, nos dice que las dificultades o pruebas en la vida no refuerza la fe y el acercamiento a nuestro Padre Celestial, si, nos hace mas fuertes: (Romanos 5:15)

«Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo;por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios.
Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia;y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado».

Querido amigo o amiga, ¿te has acercado al Creador en estos duros momentos?, ¿has confiado en el amor de Dios para ti y tus seres queridos? Solo digo: que tu fe no decaiga, la oración consolida la fe, la fe nos da esperanza y la esperanza la paz.

Ahora me despido con estos versos de David: (Salmo 143:8)
«Por la mañana hazme saber de tu gran amor,
porque en ti he puesto mi confianza.
Señálame el camino que debo seguir,
porque a ti elevo mi alma».

AMEN

Rafael Arriaza, es Chileno / Español, MBA en Economía por la U. Autónoma de Madrid y Empresario en Chile

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