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Tener o no tener, esa es la cuestión

No se angustien por el mañana, el cual tendrá sus propios afanes .Mateo 6:31-32, 34

Lamentablemente, las mujeres hemos adquirido fama de despilfarradoras. Algunas personas dicen que  mientras los hombres compran por  necesidad las mujeres  compramos por impulso o por compulsión. En realidad  quisiera defenderme, diciendo que  no es así en todos los casos y desde  luego no en el mío; aunque, viviendo en una sociedad  consumista, el deseo de tener cosas se ha vuelto obsesión para muchas. En medio de todo esto he escuchado a muchos levantar la voz y decir en tono idealista: «Las mejores cosas de la vida son gratuitas». Entonces, ¿cuál es el punto de equilibrio en este asunto?

No debemos olvidar  que los bienes  materiales, cuando provienen de la mano de Dios, son una  bendición y hemos de disfrutar de ellos. Me imagino que Sara, la esposa  de Abraham, disfrutaba de los bienes materiales que Dios le habla dado a su esposo (Gén. 13:1-2). La esposa de Job también  disfrutó de sus riquezas (Job1:1-3). Pienso en los finos tapetes  y ornamentos de sus  hogares, así como en las delicadas telas con que confeccionaban sus vestidos. No tiene nada de malo utilizar nuestros recursos para comprar cosas.

¿Dónde está, entonces, el peligro con respecto a la posesión de bienes materiales? Cuando  el deseo de tener bienes es una  tendencia  dominante en la vida, y nos llenamos  de frustración por no «poder  tener», caminamos en terreno  peligroso. El otro lado del péndulo es tener tanto que nos volvemos avaras, con el pretexto de ser buenas ahorradoras, y olvidamos compartir con quien  nos ha colmado  de bendiciones. También  estamos en terreno  peligroso cuando damos prioridad a nuestros deseos de poseer un bien material por encima de las necesidades básicas de nuestra familia, y cuando empezamos a dudar  respecto a la devolución de los diezmos, arguyendo que Dios no necesita nuestro dinero, olvidando que de su mano proviene lo mucho o poco que tenemos.

Hoy es un día para agradecer a Dios por todo lo que de su mano  proviene, y también para dar gracias por lo que no tenemos,  pues de este modo dependemos más  de su  poder  sustentador. No dudes de  que  él te dará el sustento diario, y acepta lo que te manda. Sé agradecida y generosa,  y también  cuida  lo que tienes.

ERNA ALVARADO  es  especialista  en educación primaria   egresada de la universidad Católica de Chile. Se licenció en  psicología  educativa en  la universidad de Montemorelos. México y completó una  maestría en relaciones familiares en la misma universidad.

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