«Sembrad para vosotros en justicia, y segad para vosotros en misericordia».
Oseas 10:12.
La adolescencia no tiene por qué ser un período de crisis dramáticas. Muchos han sobreestimado este período, convirtiéndolo en algo más de lo que realmente es. El problema es que, en esta etapa, suele quedar en evidencia lo que se hizo bien o mal en los años anteriores. Si algo no fue bien desarrollado, siguiendo la ley de la siembra y la cosecha, evidentemente dará resultados negativos.
Aunque los hijos eligen por sí mismos y toman sus propias decisiones, es innegable que cada incidente en su vida los marca para lo que viene, a veces en una manera tan condicionante que se convierten en verdaderas profecías auto cumplidas.
Un día le preguntaron a una anciana:
-¿Cómo hizo para tener hijos tan buenos? Su respuesta, simple y sencilla, fue:
-Me dediqué un día a la vez y a cada uno de ellos le di su tiempo, cuando podía aún hacer algo.
La última parte de la frase es clave: Hacer lo que hay que hacer cuando es tiempo.
Cuando un agricultor siembra, tiene que hacerlo en el momento apropiado, porque de otro modo pierde no solo semilla sino también tiempo y energía. Hay un momento para sembrar y otro para cosechar. La adolescencia no es tiempo de siembra sino de cosecha. La niñez es el momento en el que se plantan los valores más importantes en la vida de un joven. Si en esa época no hacemos lo que hay que hacer, no se pueden esperar milagros en la adolescencia.
Si los padres dedican a sus hijos pequeños sus mejores esfuerzos,verán compensados sus desvelos cuando estos ya sean adolescentes. Algunos intentan hacer lo que no hicieron antes y, aunque algunos todavía responden, a menudo es tarde. Hay que sembrar, podar, limpiar, abonar … en la niñez. Para que, cuando el hijo sea grande, dé los frutos que se esperan de él. Llegar tarde a la vida de un hijo no solo es fatal, sino también es una carga que se hace muy doloroso portar.
Un hijo es una fuente que hay que llenar; pero no es la adolescencia el momento, sino la infancia. La adolescencia ratifica lo que se hizo antes; ni más ni menos. Siempre hay esperanza; no hay que cejar. Si no se hizo lo adecuado antes, no va a dañar el intentarlo; solo que hay que saber que va a ser más duro y más intenso.
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¿Estás haciendo, como padre, lo correcto en el momento correcto? ¿Estás invirtiendo en tus hijos, dándoles el tiempo que necesitan para estar contigo?
Miguel Ángel Núñez: Escritor – Conferenciante – Orientador y mediador familiar – Docente y Teólogo. Chileno / Argentino, Profesor universitario. Ha dado clases en Chile, Argentina, Perú y México. Ha sido profesor invitado para universidades de Colombia, Ecuador, Venezuela, España, EE.UU. y El Salvador. Ha publicado a la fecha 54 libros en castellano, inglés y portugués.