Sabemos, además, que a los que aman a Dios, todas las cosas los ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados (Romanos 8:28)
¿Te has sentido alguna vez tan triste que has llorado muchas noches y has estado descorazonada durante varias semanas? A todas quizá nos ha sucedido, ya que en este mundo no hay felicidad duradera. Pero, qué hermoso es pensar que hay un Dios que nos consuela y que en momentos difíciles está cerca de nosotras. Al mismo tiempo, es reconfortante saber que todo lo que sucede a las hijas de Dios implica un propósito especial, determinado por nuestro Creador.
Mi esposo es un pastor muy dinámico, que se esfuerza por llevar adelante la obra del Señor. Me place ayudarle, a la vez que me gozo al participar con él en esta causa. Hubo un momento en nuestras vidas en el que me ilusionó la idea de regresar a Costa Rica, mi tierra natal, con el fin de predicar el evangelio allí. El presidente de aquel campo nos alentó, diciéndonos en varias ocasiones que en algún momento tendríamos la oportunidad de servir allá. Por fin llegó la buena noticia: nos iríamos a Costa Rica; teníamos solamente una semana para estar listos. Peor, a los pocos días nos enteramos de que el llamado tendría que postergarse por motivos financieros. Sufrí mucho; lloré, lloré y lloré. Pasó todo un año y yo siempre con el anhelo de volver a mi país para estar cerca de mis padres y hermanos, y ayudar en la evangelización.
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Ese mismo año nos trasladaron a la Misión del Norte en Guatemala. Y nuevamente lloré toda una noche. Mi ilusión era ir a Costa Rica, y no a Guatemala. Sin embargo, Dios me habló al corazón, y decidí ser fiel e ir adonde él nos enviara. Ya teníamos veinte años de servicio, y pensé que trabajar en el Petén resultaría muy agotador, ya que las distancias son largas y los recursos limitados. Pero aun así acepté aquel desafío. ¿Sabes una cosa? Los dos años y medio que estuvimos en el norte de Guatemala fueron maravillosos. Nos gozamos en proclamar allí el evangelio del Señor.
Amiga, Dios tiene planes maravillosos para sus hijas. Esta mañana te invito a confiar en él, aunque las cosas no sucedan como tú esperas. Repasa el texto clave de esta meditación, y luego confía plenamente en el Señor.
Autor: Isabel Mejía de Sales es costarricense. Es licenciada en Teología; está casada y tiene tres hijos. Actualmente es directora de un colegio adventista en Guatemala.