«Más bien, sean bondadosos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo».
Efesios 4:32
Querido amigo, ¿te ha pasado alguna vez que has deseado mover las manecillas de tu reloj y volver a un tiempo pasado?. Debo confesar que a mi sí me ha pasado, en mi juventud, cometí grandes errores, que me persiguen cual perro sabueso.
En la biblia aparece la historia de Ezequías fue el decimotercer rey hebreo del reino independiente de Judá e hijo del Rey Acaz y de Abiyah (2 Crónicas 29:1). Este rey fue visitado por el profeta Isaías, quien le entrega un mensaje de Dios: “Da tus últimas instrucciones a tu familia, porque vas a morir; no te curarás.”
El rey, clama a Dios y le pide que le perdone su vida y que le dé una segunda oportunidad, tanta fue su desesperación y la fuerza de su oración, que Dios decide perdonarle. Tiempo después de la mejoría del rey, otro rey, Merodac-baladán, rey de Babilonia decide visitarlo, Ezequías, en un momento de vanidad y de imprudencia, le hace recorre todo su palacio y sus tesoros, la plata y el oro, los perfumes, el aceite fino y su depósito de armas, y todo lo que se encontraba en sus depósitos. No hubo nada en su palacio ni en todo su reino que no les mostrara. Esta imprudencia le costó al rey todo su reino, todo sus tesoros, inclusos su descendencia., ya que el rey de Babilonia, mas poderoso que él, se le abrieron los ojos y volvió con su ejército a atacar el reino de Judá y lo conquistó con todo.
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De aquí creo que salen varias enseñanzas, una es la gratitud y reconocimiento a Dios por su bendición en la recuperación, la segunda es aprovechar la segunda oportunidad con un cambio de vida y glorificar al creador, entregando todo el amor a nuestro alrededor que el buen Señor nos dio, y que nuestra existencia valga para llevar el testimonio de amor y esperanza a otras personas que lo necesitan y por último, caminar con el buen Señor para evitar las trampas de la vida, que son diarias en nuestra vida.
Yo quisiera y pido s Dios, que fuéramos mas tolerantes y perdonadores como Dios lo es con nosotros, la ira, la venganza y el odio, solo castiga al que lo tiene en su alma, ésta corroe el alma e incluso los huesos, nos deforma el espíritu y la carne, nos rebaja nuestra situación de seres humanos a casi bestias y por último nos borra de la gracias del buen Señor. Así, de esta manera podremos perdonar a nuestros ofensores y dar una nueva oportunidad a nuestros semejantes. Sé que esto es difícil, pero no imposible con la ayuda de Dios. Vivir con odio o rencor nos hace mas daño a nosotros mismo que al ofensor.
“Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán Todos Los Días de mi vida, Y en la casa de Jehova moraré por largos Días”. Salmos 23: 6
Desde aquí, pido perdón a quien hubiera ofendido, a quien no hubiera atendido lo suficiente bien, a quien no le hubiera amado de corazón. Como todos ya saben, soy un hombre mayor, a quien el Divino maestro le perdonó la vida en mas de una vez, y tengo el compromiso de dar testimonio a los hombres de buena voluntad, y decir, que Dios existe, que El es amor, que El perdona nuestros pecados y nos convierte en nuevas personas, con una mejor y mas tranquila vida, con esperanza y amor que solo El sabe dar.
Rafael Arriaza, es Chileno / Español, MBA en Economía por la U. Autónoma de Madrid y Empresario en Chile
Muy buenos los texto que llegan , muy explicativos y sencillos a la vez.
Se nota una dependencia de Dios y una mirada hacia si mismo para entregar el mensaje.
Hola Fernando, Muchas gracias, bendiciones
GRATIFICA Y RECONFORTA LEER Y SENTIR PALABRA DE DIOS.
Alicia, Muchas gracias, bendiciones.
Dios te bendiga y te guarde Amigo, por favor continúa con este hermoso ministerio, entregando palabras de esperanza y amor.
Cesar, muchas gracias por tus deseos, es un placer saber de ti, también para ti y tu linda familia grandes bendiciones de4 nuestro Padre celestial