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Tuve hambre y me diste de comer

Son impresionantes todas las creencias y denominaciones cristianas, dicen tener cada una su singular credo, pero con una única raíz Cristo, quien nos dejó una única enseñanza, esto es, amar al prójimo.

Así, en el amor al prójimo se refleja nuestra esencia cristiana, quien dice amar a Dios y no ama a su prójimo  es una  incongruencia. En mi vida diaria he encontrado muchos ejemplos de amor,  no necesariamente dentro de una iglesia o denominación, yo, por mi profesión he viajado mucho, y he visto mucho amor tanto en cristianos como otras culturas,  el amor tiene un valor universal, es gratificante, ensancha el corazón tanto del que da amor como al que el que lo recibe.

Permítame contarle una experiencia personal.  Hace muchos años atrás me mudé a Madrid por motivos de estudios con toda mi familia, ya tenía tres pequeños hijos más mi esposa, como estudiante de post-grado con jornada intensiva, no podía  trabajar, solo lo hacía de manera temporal cuando aparecía algo o, en algún fin de semana.

Fue un 24 de Diciembre, víspera de Noche Buena, cuando la familia se reúne en torno a una mesa  comparten la Cena de Navidad, los niños abren sus regalos, cantan y fluye el amor cristiano.

Yo estuve todo el día del 24 buscando un trabajito que hacer, quizás en algún portal de tantos edificios alrededor de mi casa habría algo que hacer por unas pocas pesetas, pero no, no hubo suerte. Al final del día me senté en un  frío asiento de una pequeña plaza, abrumado porque sabía que no llegaría a poder reunir  dinero y comprar la cena y menos los regalos para mis hijos.
Muy tristemente  me levanté y ya tarde, caminé hacia mi hogar.

Al abrir la puerta mi querida esposa estaba sonriente, con una increíble sorpresa veo una enorme sesta Navideña, llena de diferentes  alimentos y deliciosas dulces que suelen estar en las casas para estas fiestas muy apetecidas por los niños y también adultos. Pero no fue solo esto, nos habían traído la Cena de navidad, todo esto por iniciativa de los Hermanos Adventistas de la Iglesia de Alenza en Madrid.

Este recuerdo siempre lo llevo con mucho cariño y agradecimiento a mis hermanos Españoles, que siendo yo forastero en este hermoso país, me brindaron todo su amor y amistad.

Pasaron los años, volví a mi país, y después de 18 años volví a visitar esta Iglesia en el día del Señor, y les puedo asegurar que los hermanos me volvieron a brindar todo su singular amor, pasé un nuevo sábado completo con almuerzo incluido en compañía de ellos sintiendo y gozando el sincero cariño fraternal.

Jesús nos dejó un mensaje muy claro en los evangelios; -”Porque tuve hambre y me disteis de comer; tuve sed y me disteis de beber; era forastero y me acogisteis;   estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel y vinisteis a verme” Mateo 23: 35 –

Rafael Arriaza, es Chileno / Español, MBA en Economía por la U. Autónoma de Madrid y Empresario

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